martes, 5 de agosto de 2014

Autopista del sur con Pizza

Llegarían a la ciudad y comerían pizza, irían juntos a cualquier lado, a su casa o a la de ella a comer pizza, a jugar al ordenador, a comer pizza interminablemente y a jugar y beber cerveza, y que después habría cachimba, habría un dormitorio con cachimba y una cocina con pizza de jamón y beicon de verdad, y música, videojuegos y música y la pizza por la mesa y la encimera, y salsa barbacoa, y tinto de verano, beberían tinto de verano antes de besarse y sentirse oler a jamón y queso, antes de conocerse de verdad a plena noche, entre videojuegos, y volver a comer pizza por juego, amarse y comer pizza y beber cerveza y entrar en la cocina, entrar al dormitorio, acariciar las sábanas y acariciarse entre las sábanas y amarse entre el jamón york y el queso y los videojuegos...

jueves, 5 de junio de 2014

Que llueva

Por favor, que hoy llueva, que se caigan los cimientos de toda la civilización existente. Por favor, que llueva, que el surco de la lluvia borre todas las huellas que sobre la tierra dejamos. Que se acongojen los corazones de la gente, que la lluvia los vuelva melancólicos. Que se moje todo, que quede todo empapado y hasta el alma más sucia se limpie.

Que llueva tanto que no puedas volver a emprender el camino y te tengas que quedar en casa con tus pensamientos rondándote la cabeza. Para que te sientes. Para que reflexiones. Que con el eco de la lluvia se hace todo mejor.


Que llueva, que llueva… los pajaritos cantan… las nubes se levantan… que caiga un chaparrón y destroce todos los cristales de la civilización. 

sábado, 1 de febrero de 2014

Rêve

Muchas veces nos preguntamos si la persona que buscamos estará detrás de aquella esquina, si en aquel lugar al que pudimos pero no quisimos ir hubiera estado y si ya la has perdido por el camino. No es costumbre en mi no actuar, lucho por cualquier estupidez, porque cuando dejas de luchar es cuando de verdad se ha acabado.

A veces piensas tanto en cuándo y cómo será, en quién y de dónde vendrá que jamás estás preparado cuando aparece. La oportunidad se plantea ante nuestros ojos en diversas ocasiones, en innumerables momentos y parece ser que casi siempre se escapa entre nuestros dedos. Siempre nos preguntamos qué hubiera pasado si... pero nunca en el conseguí lo que quería al fin y al cabo.
Los hombres estamos hechos de sueños, gracias a las metas y objetivos, por nimios que sean, seguimos viviendo y soportando lo que ello supone. Solo pueden desaparecer las fuerzas si uno se ha quedado sin sueños, pero es fácil reponer uno por otro, porque surgen espontáneamente y con total libertad. Reprimirlos solo causará el desasosiego del alma. Aunque sean imposibles, aunque te parezcan absurdos, no los niegues porque cuando lo haces, mueren. Sueñalos, recrealos en tu mente, siéntelos de verdad hasta que te aburras y desaparezcan y luego vuelvan sin previo aviso.


Te tacharán por loco, dirán que eres un soñador, que de sueños no vive la gente, que los sueños no dan de comer, pero si traen la felicidad. Más que la felicidad es la esperanza que mantiene viva a la persona, en sí, los sueños por lo tanto traen la vida. Y pobre aquel que se niega a soñar, porque jamás aspiró a llegar a ser mejor, así que nunca llegó a serlo. Pero todos, todos hemos tenido algún sueño alguna vez. Y en tu manos está las ganas que tienes de llegar a cumplirlo.

domingo, 13 de octubre de 2013

Debería

El tic-tac del reloj de pulsera analógico no deja de sonar, y siento que con ese tic-tac el tiempo se desvanece igual de lento. Y deprisa. Debería plasmar todos mis sentimientos aquí y ahora, pero es prácticamente imposible. Creo que me paso tanto tiempo "aparentando ser" que finalmente acabo por ser yo misma sin darme cuenta.

No soy espontánea, no soy divertida, no estoy loca ni soy amable ni adorable ni hago las cosas desinteresadamente. Así es.

Me siento como atrapada en una burbuja de continua repetitividad, de insaciables ganas de salir porque sé que hay algo más grande ahí fuera. Pero me da miedo lo que pueda haber fuera. A pesar de todo lo intento, poco a poco... sin dar frutos. Sigo sintiéndome encerrada.


Y por más caras amables que ponga, sonrisas de, dar prácticamente todo lo que tengo, todo ello, es mentira. Y la realidad, mi realidad es, que me siento sola... es una soledad que por más que insistan no se llena con un hombre. Es una soledad personal y por más que lo pienso bastante estúpida, pero al fin y al cabo lo es, eso, lo he descubierto y no lo niego. Y por qué escribo algo tan personal por aquí... porque sé que, con mi soledad de la mano, nadie lo va a leer y quién lo haga por casualidad no le va a interesar.  

lunes, 16 de septiembre de 2013

El monstruo que habitaba bajo mi cama

Antaño, cuando era pequeña, tenía miedo del monstruo que habitaba bajo mi cama. A oscuras se metía debajo de ella y esperaba pacientemente a que yo saliera para cogerme de los pies. Nunca lo llegué a ver, pero sentí su presencia debajo de mí. Por si acaso antes de irme a la cama dejaba la luz encendida y así podría pillarlo a tiempo antes de que hiciera nada.

Vivía bastante acosada por estos pensamientos, cada día los rememoraba, cada noche, los vivía. Tenía la impresión de que aquel monstruo no se iba a ir nunca, hasta que cierto día, sin darme cuenta aquel monstruo desapareció. Porque simplemente lo ignoraba y las cosas se van cuando dejas de rememorarlas.

Eso creía, que el monstruo se había ido, ya no estaba, no volvería jamás. Fue entonces cuando aquel monstruo comenzó a tomar otra forma. Este volvía cada noche, todas y cada una de ellas, esta vez lo veía, se pegaba a mi cuerpo y no conseguía quitármelo de encima. Daba igual que dejara la luz encendida. Le daba igual que lo viera.

Me susurraba al oído cuentos de terror para que no durmiera, no me dejaba salir de la cama ni descansar. El monstruo no estaba solo, siempre venía acompañado de más y más desgracias, preocupaciones. Echaba de menos incluso a aquel inofensivo monstruo que solo se escondía debajo de mi cama. Y además, por más que lo intente o lo ignore este monstruo siempre vuelve. Ya sea porque lo envía alguien o algo. Y los monstruos que yo creaba hacían visitas a los demás.

El mundo está lleno de monstruos que nosotros mismos creamos y llevamos a la cama de las personas, personas que quizás ni conozcamos, otras en cambio no podríamos creer que esos monstruos han nacido de ellas.

Y yo, aquí, dándole de comer tanto a los míos como a los de los demás, cada noche. Les doy mil vueltas, los pienso, los hago reales. Y aunque ellos se vayan algún día, vendrán otros.

Solo hay que encontrar la forma de convivir con los monstruos.


Y nunca, jamás, tenerles miedo.  

viernes, 16 de agosto de 2013

La cosa va de cajas

¿Sabes cuál es ese sentimiento en el que parece que te han desgarrado la garganta? Cuando ya no tienes voz de cantar a pleno pulmón.

Nuestra felicidad no debería basarse en la de otra persona, deberíamos vivir nuestra propia felicidad, saber controlarla ¿y por qué no es así? No, no puedes negarlo, no puedes mentirme en esto porque es así para todos ¿o nunca has estado triste por un familiar, amigo o pareja?

Intento organizar mi mente en cajitas, algunas cajas no deberían de abrirse nunca, otras en el momento preciso y las restantes estar siempre abiertas. Y te pregunto ¿cuáles son tus cajitas y qué llevan dentro cada una? De qué color, tamaño son, si llevan estampados, un lazo... Y te darás cuenta cuáles son ahora tus prioridades y al menos podrás seguir a delante.

Yo tengo cajas que estaban abiertas y ahora voy a cerrar.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Y otra vez...

Y me parece que veo su sombra por todas partes, las sombras del pasado se hacen nítidas en mi memoria y lo recuerdo allí, sentado, tumbado, mirando. Ojos verdes que traspasan translúcidos, primero llorosos, luego sin vida, lo que era mi yo. Y estoy alerta a cada movimiento, una ráfaga de viento que mueve una planta o una bolsa de basura rodar. Los montones de ropa encima de la cama me parecen su figura durmiendo, como siempre.

Y así parecía que estaba, dormido, pero sabía que no volvería a abrir los ojos, que no volvería a ronronear, que no volvería a maullar. Que no los abriría, nunca, nunca más. Parecía un peluche, parecía un animal cansado, parecía de todo menos muerto.

Y aún me quedan en la piel las últimas heridas, los últimos arañazos. Y cicatrizarán, lentos, en parte no quiero que eso pase porque sería aceptar lo que ha ocurrido pero por otra parte quiero que pase rápido porque sería el fin del sufrimiento para que todo acabe en un bonito recuerdo.